lunes, 27 de julio de 2009

De Salerno a La Coruña

Cuando mi estancia en Italia, ya me parece un recuerdo lejanísimo, de pronto, tres hechos ajenos pero coincidentes en el tiempo, me topan de frente con una Erasmus demasiado reciente: Uno, una conversación con el presente que trajo de vuelta recuerdos del pasado; dos, el regreso, o casi, temporal o no, de los que parecen querer quedarse eternamente en el país de la bota; y tres, que cuando ya casí lo había olvidado, me publiquen las últimas de un montón de palabras escritas este año, que nacieron con el fin de recuperar amores, y me devolvieron mi propia integridad.
Y es que al final resulta que, sorpresiva y contradictoria, la Erasmus me dejó regalos eternos que a veces sólo son comprensivos desde la distancia.
Dejo mi último texto, como el recuerdo de las risas de despedida, del amanecer compartido y de aquel primer y frío baño del verano, bajo la mirada atenta de cuatro ojos cómplices y amigos.

"Del deporte a la mesa, y mientras los salernitanos asegurarán que el mejor helado es el que meten dentro de los 'brioche' en la heladería 'Neptuno'; los napolitanos presumirán de su característico dulce 'baba', con nutella y alcohol". Leer artículo

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