domingo, 8 de marzo de 2009

¿El equilibrio?

El futuro, al igual que la estabilidad, no es algo que se puede dar, se tiene que construir”. No sé de quién es la frase, pero si el futuro es incierto, la estabilidad me parece cada vez más una utopía. Por eso, si que no te la pueden dar parece estar claro, me pregunto si construirla por ti mismo es realmente factible o, en el fondo, estamos condenados al desequilibrio.


Puede que lo que pase es que seamos todos un poco masoquistas y nos guste regodearnos en nuestros desbarajustes emocionales. O puede que sea cierto que estamos tan perdidos que no sabemos encontrar los caminos con luz y acabamos tirándonos por veredas en penumbra.


Franz Kafka escribió: “Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando". Muy apropiada la cita en tiempos de confusión. Igual el motivo por el que estamos confusos, y en consecuencia, nos desviamos constantemente, es porque no somos libres. Y no somos libres porque prometimos (no sabemos a quién) no decir jamás lo que realmente pensábamos y sentíamos.


Al final, todo son círculos, y creo que somos todos unos idiotas. Claro está que es más fácil usar la primera persona del plural que la primera del singular. Nos empeñamos en estar acompañados aunque estemos solos. No por escribir más fuerte se acortan distancias. Con la goma se borra el lápiz.

He desarrollado en los últimos tiempos, profundamente, mi capacidad de previsión. El problema es que presiento (o podría decir, sé) cuál será mi próximo estado emocional en relación a las cosas previas que haga, pero aún sabiéndolo, no lo manejo para sólo sacar estados de equilibrio, sino que, demasiado a menudo, me dejo arrastrar por un estado poco conveniente.


Qué se produce antes ¿el estado o el hecho? Pongámonos en el caso de que tengamos un mal día, un día triste, azul que diría Rubén Dario. ¿Es mejor ponernos a ver una comedia o un drama? Esa es mi duda. Lo lógico sería decantarnos por una comedia que nos haga olvidar penas, entonces ¿por qué acabamos buscando la peli más lacrimógena de nuestra videoteca?


Cuando sabemos que una comida nos siente mal, simplemente, no la comemos. Si nuestro bienestar físico lo cuidamos así, ¿por qué no actuamos del mismo modo ante nuestro bienestar mental y emocional? Sé que un pensamiento positivo genera otro pensamiento positivo, pero que si el pensamiento principal es negativo, el generado también lo es. Sé que el movimiento se demuestra sólo andando. Pero soy un poco lenta en las asimilaciones.


Nos conocemos más de lo que creemos, sabemos que esa película nos sienta mal, que la inyección de tres minutos de esa canción desgarrada es más letal que un arma. Pero aún así, como abejas atrapadas en la miel, una fuerza magnética nos arrastra hacia nuestra propia perdición.


Esto es sólo una pequeña parte, escribo cartas que nunca mando. Ya lo dijo Larra:

Mucho nos falta, efectivamente, que decir, pero acabamos de entrar en cuentas con nosotros mismos, y hecha abstracción de lo que no se debe, de lo que no se quiere, o de lo que no se puede decir.”

2 comentarios:

Javier Adán dijo...

Gracias por tu visita. Veo que tienes un blog muy extenso. Lo ojearé con calma.
Un saludo.

hatoros dijo...

ME ALEGRO DE VOLVER A LEERTE Y SIEMPRE TAN INTELIGENTE.
EFECTIVAMENTE,NO DEBO PENSAR QUE MI CAJA ME QUITARÁ TODO LO QUE TENGO DE MATERIAL Y TE JURO QUE ME DA IGUAL.ES POR LOS QUE TENGO A MI ALREDEDOR QUE A LA CAJA LE SUDA LA POYA LOS QUE SEAN,PERO LES JODERAN SU FUTURO.
ERES UN MONSTRUOESTUPENDO