lunes, 30 de junio de 2008

¡Campeones!

¡Uy! Ummm… uffff. ¡Ains! Ahhhh. Tzzz. Ayayayayayay… Buahh. Nnnnn…
( y otras onomatopeyas)

Todo ello acompañado de una inclinación frontal de la columna, los puños de las manos apretados y cierta tensión general en todo el cuerpo.


Levantamientos y bajadas de la silla, breves y a un ritmo constante.

La mirada fija (desviada únicamente en rápidas excepciones, para solicitar al camarero, mirándolo de reojo, otra caña).

Sonrisas, enfados y respiraciones, bien aceleradas, bien de alivio.

Y… ¡¡¡¡¡Gooooooooooooooooooooool!!!!!

29 de mayo. España gana, después de 44 años, la final de la Eurocopa en Viena, contra Alemania: ¡Campeones! (por si alguien no se ha enterado).

15.000 españoles frente a 40.000 alemanes entre la afición que se ha desplazado a Austria; 21 vuelos desde Madrid, 9, desde Barcelona; más de 3.000 efectivos de seguridad; vuelo y entrada, a última hora, entre 1.200 y 1.400 euros. El “agosto” de la reventa. Temperaturas, entre 26 y 30 grados.

Eso en Viena. Mientras, en Madrid, la Plaza de Colón a rebosar, la afición de Casillas aupándolo desde Móstoles.

Y en Aranjuez, 'La Venta', en mi misma calle, vivía la emoción de la final entre sangrías y patatas. No faltaban pitos, camisetas, llantos, gritos, y cachondeo. Que de hacer fiesta era de lo que se trataba. Una fiesta en la que celebrar una victoria, y la selección no decepcionó. Torres debe estar que se sale, Aragonés, orgulloso de sus chicos, y desde mi ventana, los coches siguen pitando sin parar. ¡España campeón!, se oye, y hoy, se olvida todo.

Si hace un mes me dicen que acabo escribiendo en el blog de la Eurocopa, yo que escribo por ganas, no me lo creo, pero nada más llegar del bar, tenía que escribir algo, lo que fuera, pero impulsivamente futbolístico. Se me debe haber pegado algo de las prácticas.

Pero además, no me hubiese creído que acabaría viendo la final en un bar, con unas amigas, y aplaudiendo eufórica…

Lo que hace el fútbol…

(Fotos: EFE)

jueves, 19 de junio de 2008

Zapatos

Odio los zapatos. Los detesto. Para empezar, no me gustan tampoco los pies, ni los míos en concreto, heredados de la familia de mi padre, ni los de los demás en general, esos cinco dedos, cada uno de un tamaño, al final de una zona alargada… Buafff…que no, que me parecen una parte horrible del cuerpo, ya sean pies como los de la Cenicienta, o como los de sus hermanastras…

Pero, sobre todo, detesto vestirlos. Odio buscar en el cajón cada mañana unos calcetines que no tengan agujeros, que no se resbalen por el pie, que no te molesten con la costura… ¡que te peguen con la camiseta!... un horror. Y después, encima, ponerte unos zapatos... ¡detestable!

Si por mí fuera, iría todo el día descalza, especialmente desde que descubrí el parqué, aunque bueno, la loza fría bajo los pies tampoco está mal… pero que manía materna por repetirnos que no andemos descalzos ¡¡que manía cívica de ponernos zapatos!! Higiene y salud, alegan… “me vas a limpiar el suelo con los calcetines”, “te vas a pillar un resfriado… o reuma”…¡pesadas!… (Con lo bien que estaríamos ahora en la playa, con los pies en la arena… -eso es otro tema: ¡¡me quiero ir a la playa!!).

En fin, si he de elegir, entre todo lo malo, me quedo con las botas altas: estéticamente, y con faldita, quedan bien monas… Aunque depende de las botas, claro: tengo unas de tacón y punta, un poco cowboy, que si me las pongo parezco otra… pero no aguanto con ellas más de una hora. Tengo otras rojas, deportivas, que en el escaparate me parecieron estupendas y que cuando llegué con ellas a casa me resultaron horribles. Eso me pasa a veces, si es que los zapatos, ya lo avisé, son bonitos, como mucho, en los escaparates, una vez puestos son detestables... Luego están las botas camperas, perfectas en la nieve pero que te recalientan el pie y estás deseando deshacerte de ellas (una vez tuve unas negras de plataforma ¡horrorosas!). Las ‘pisacacas’ o estos tipo botines tienen su gracia pero a los zapatos la gracia le dura media hora porque enseguida empiezan a molestar.

Lo más cómodo deben ser las deportivas (tenis, playeras…cada cual como las llame), al principio te la pones y se ajusta al pie y piensas en un tono orgásmico “Dios, son mis zapatos”… luego los cordones comienzan a despelucharse, las costuras a romperse y las suelas a gastarse. No, no se trata de la calidad del zapato… hay algunos que incluso se desintegran a medida que andas con ellos y es sólo... ¡por ser zapato!... es su cruz, no hay remedio.

Y hay tantos tipos de zapatos como personas… y esa horrible pregunta de qué zapato ponerte con ese vestido, que no, que no me gustan los tacones… o cuando en el trabajo te obligan a llevar zapatos negros… o los zapatitos blancos de las novias, que no sé qué es peor... Si es que ni las babuchas son cómodas… por fin llegas a casa, te descalzas ¿y quieres que tenga que volver a calzarme con unas zapatillas?... que quiero ir desclaza -repito.

Y en estas, llega el verano… tengo unas sandalias que me gustan, pero ya cumplieron el lustro y están en decadencia física. Y entonces llegan los problemas… deportes con calcetines… te asas de calor; sandalias sueltas… se te caen de los pies, y no puedes correr; ¿pescadoras de plástico?... ni que tuvieras siete años; zapatos de lona… sudan los pies; chanclas… menuda incomodidad; y así… que si un zapato para la playa, que si otro para conducir, que si…

¡¡Que los odio, que los odio!! Por no hablar del espantoso mundo de las plantillas… que se evaporan, entre otras cosas. ¡¡Qué asco!!

Y ahora diré... tengo un secreto: me paso el día fotografiando zapatos… es una cosa inconsciente, que arremete contra mí, y cuando me doy cuenta, plaf!!, ya no tiene remedio y acabo de apretar el disparador de la máquina enfocando a esos horribles objetos… contradicciones de la vida.

¿Y por qué pienso en zapatos?... Porque acabo de empezar una relación con unos. Ayer efectué mi última adquisición: las alpargatas verdes de la foto. Parecen cómodas y fresquitas, y se sujetan al pie… no sé aún en qué desembocará esta relación, sólo estamos empezando...

Injusticias... o no.

Percepciones…

justicia.

(Del lat. iustitĭa).

1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.

2. f. Derecho, razón, equidad.

3. f. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.

4. f. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia.

5. f. Pena o castigo público.

6. f. Poder judicial.

7. f. Rel. Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número, peso o medida. Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno.

8. f. desus. Ministro o tribunal que ejerce justicia.


Mientras estudio para el examen de Derecho, me cuestiono qué es la justicia. Las anteriores son algunas de las acepciones de la RAE.

Mientras estudio además, me envían un e-mail con las últimas notas: la nota me parece injusta: absolutamente, una injusticia. Llevo tres notas y las tres, según mi opinión, injustas. Pero claro, la justicia es tan relativa que, según los profesores, las notas serán muy justas. Entonces, si la justicia es relativa, ¿qué sentido tiene que estudie Derecho?

A vueltas con la justicia. Injusto es que no olvidemos lo que queremos olvidar y olvidemos, sin embargo, las dichosas leyes que nos tenemos que estudiar para el examen…

Injustas son la duda y la desidia. E injusto es el miedo. Y absolutamente justo será suspender Derecho si me paso la mañana pensando demasiado.

miércoles, 11 de junio de 2008

Test de Actualidad y algo más

Un día (de pronto) te despiertas y decides que para qué vas a pasar el verano en la playa, que mejor, te tomas en serio la carrera y te lanzas, en lugar de a la piscina, al mundo pre-laboral, es decir, a la búsqueda y captura de las prácticas de verano.

Y así comienza todo…

Te empapas de actualidad, te memorizas el nombre del director del grupo mediático en el que vas a hacer las pruebas de selección, y te presentas, una hora antes, no vaya a ser que llegues tarde.

Primero, para ir entrando en calor, has estos ejercicios:

Relaciona Anciano con… A. Loco. B. Alto. C. Enfermo. D. Viejo.

Continúa la serie: AAABACADAE….

Parece fácil, ¿no? Ahora: corrige unos textos, haz unas sumas, escribe un par de breves, un reportaje, una noticia de 200 palabras…

Contesta esta pregunta: ¿Qué haces si en mitad de la noche estás sólo en una radio y te avisan de que ha habido un atentado?

Escribe en tres minutos todas las palabras que sepas con la letra T.

Pero todo esto es una mínima parte para tenerte entretenido (y agotarte), porque lo verdaderamente importante es el maravilloso mundo de los Test de Actualidad. Comencemos por algo sencillo:

Ronda de Ministros, un clásico.

Solbes, Chacón, Rubalcaba, Moratinos o Aído. Esos no entran nunca porque están “requetesabidos”. De los demás siempre cae más de uno. Público publicaba (redundancias a parte) una lista de valoración de Ministros: la de Defensa era la más conocida entre los lectores (¿por qué será?, por su gran trabajo con las tropas, claro…) y la de Vivienda, la menos (que conste que la clasificación tiene cerca de un mes, que seguro que ahora Beatriz Corredor ha subido escaños hacia la popularidad).

Luego pasamos a personalidades varias, principalmente, Presidentes del Gobierno: no el de Italia o el de España claro… ¿quién es el presidente de Colombia? ¿Y el de México? ¿Y el de Egipto? … Fundamentales.

¿Qué más hay que saber?... OMS, Inditex, FAO, FIFA, FMI, TSJC, Banco de España. No, no vale con saber qué son las siglas, hay que decir quién la preside, cargos, organizaciones, nombres y fechas.

Y ese amor incondicional hacia las fechas se repite: ¿Cuándo fue…? ¿la muerte del Papa?, ¿la independencia de Israel?, ¿la boda de los príncipes?, ¿la Independencia de EEUU?, ¿la muerte de Picasso?

Es decir, imprescindible estudiarse las necrológicas y los aniversarios. Así como, importantísimo, no pasar por alto la sección de economía: porcentajes, subidas y bajadas, que para algo estamos en crisis.

Algo de cultura: a vueltas con el Mariano de Cavia. Y deporte: Eurocopa, Roland Garros, Giro… hay donde elegir.

No es suficiente con saber sobre las escuchas de las conversaciones de Maria Emilia Casas, los Presidentes de las CCAA, los escaños obtenidos por los partidos políticos, o las películas de Morgan Freeman… ni con manejar algo de política exterior, de ahora y de antes, religiones, guerras...

¿Te ha servido de algo la carrera? ¿Cuál es la diferencia en sanción legal entre injuria y calumnia? ¿Qué opina Soria de la TDT? ¿Quiénes fueron los presidentes de la II República?... Me las sabía, me las sabía… pero no me acuerdo.

Igual te preguntan por Rodríguez Rato que por Kafka, por Raúl del Pozo que por Urkullu. Hay que estar preparados… Lo mismo da las características del arte mudéjar que la nave Phoenix que el iphone de Apple. Importante acordarse de que Coslada y María San Gil ya son agua pasada pero que el Forum Filatélico te puede entrar... Es lo que tiene la "actualidad".

Y al final resulta que éstas son sólo las preguntas facilitas, porque de las difíciles no recuerdo (y menos a estas horas) ni el enunciado.

Definitivamente, los test de actualidad me han trastornado.

Conclusión: Un buen periodista es el que las acierta todas en el Trivial.

martes, 10 de junio de 2008

Gervasio Sánchez

Dice que no es que él sea un periodista comprometido, sino que es que “yo soy periodista, y el periodismo es compromiso, investigación, independencia”. Dice que así lo aprendió en la Universidad (se licenció en 1984 en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona) y que así ha pretendido desarrollar hasta ahora su trabajo.

Quizás por eso, Gervasio Sánchez es considerado uno de los más importantes foto-periodistas de la actualidad, galardonado recientemente con el premio Ortega y Gasset.

El pasado 29 de mayo, el periodista acudió a la UC3M para participar en una conferencia sobre 'Periodismo Social en imágenes', junto a Paul Hanna, jefe de fotografía de la agencia Reuters en España y Portugal, dentro del ciclo ‘Periodismo social como clave para el desarrollo’.

En los últimos veinte años nos ha hecho testigos de los más importantes conflictos bélicos mundiales, acercándonos hasta nuestros salones, el drama de la guerra: “el periodismo tiene que saber documentar los hechos que suceden alrededor de nosotros, sean más lejos o sean más cerca de nuestras vidas, de nuestras fronteras anímicas y físicas. Yo intento documentar los hechos que suceden en esos lugares, sobre todo me interesa mostrar a las víctimas de las guerras, los dramas que ocurren alrededor de ella; cada vez me interesan menos los combates, los combatientes, que a la pregunta de por qué combaten, pocas veces le sigue una contestación favorable, o al menos clara”.

Sus palabras y sus fotografías muestran la realidad y contribuyen a crear una conciencia social, por ello, además de colaborar, entre otros medios, con el Heraldo de Aragón o la Ser, ha publicado libros como La Caravana de la Muerte. Las víctimas de Pinochet (2001), Cinco años después. Vidas Minadas (2002), o Sierra Leona. Guerra y Paz (2005).

Lo más difícil de sus corresponsalías es el encuentro diario con el sufrimiento, ya que “si eres mínimamente sensible, acaba afectándote mucho”. Pero asegura que no le gusta hablar de sí mismo “porque es un espacio que le quitas a los protagonistas de los dramas”, ya que mientras aquí “lo intentas digerir con la mejor de las digestiones”, allí, las guerras “duran décadas, como sucede en Afganistán, Sudán o El Congo”.

Las fotografías de Gervasio Sánchez miran a los ojos, por eso, a menudo no necesitan de muchas descripciones externas, sin embargo, él reivindica el poder de las palabras, la importancia de contextualizar una imagen: “hay que aclararlas con un buen pie de foto”, explica, “aunque hay fotografías que pueden funcionar por sí solas, yo creo que hay que aportar unos datos mínimos de qué es, cuándo se tomó, cómo se tomó, qué pasó. Además, siempre tener más información es bueno en cualquier cosa que hagas en tu vida.”

Se siente afortunado porque considera que ha tenido siempre la libertad necesaria para poder ejercer su trabajo, pero se encuentra crítico ante una profesión que se arrastra demasiado hacia un “periodismo de promoción, declarativo, de gabinete de prensa… donde al periodismo distinto hay que rebautizarlo”. Es por ello, que se siente escéptico ante determinadas áreas periodísticas, como es el periodismo local: “sabemos las trampas permanentes que existen, la influencia que ejercen poderes extraños a la comunicación sobre la comunicación: empresas, políticos, publicidad… Hay muchas presiones y a nadie se le va a ocurrir enfrentarse a grandes empresas que tienen mucha influencia. Cuando hay intereses que entran en contradicción con los intereses del grupo mediático, automáticamente se acaba aparcando el periodismo a un lado, y se permite que ocurran cosas que, desde mi punto de vista, me parecen inaceptables.”

Ante esto, Gervasio Sánchez cree en el poder del periodismo, aunque se pregunta “¿qué pasaría si yo escribiera aquí sobre corrupción local, sobre periodismo de promoción, sobre que en las ruedas de prensa no se puedan hacer preguntar porque los ministros o el Presidente del Gobierno no las aceptan?”.

Y las preguntas… quedan en el aire.

¿Qué es noticia?

(Foto de El Correo)

Desde primero de carrera te dan unas nociones básicas sobre qué es noticia, y qué serie de requisitos deben contener: novedad, actualidad, veracidad, trascendencia…

Se supone que las noticias responden, por un lado a los hechos, y por otro, a la demanda previa existente, a satisfacer la curiosidad informativa del receptor.

Es entonces, cuando al ver temas calcados entre los diferentes medios, la lógica te dice: eso es entonces lo noticioso, eso es lo que hoy ha pasado en el mundo.

Atacan a El Correo y publican un editorial que no les silencia pero les deja a punto, como la casa de los tres cerditos: con un soplido se derrumban. Les falta furia, o la tienen pero la esconden ¿dónde quedó la pluma como arma?

Nadal gana el Roland Garros por cuarto año consecutivo, y hasta “Metro Madrid informa”.

Ya llevamos más de 16 horas con huelga de transportistas, se paralice o no la actividad, se han despertado las furias…

Siete muertos en Tokio, trece en Argelia, y la muerte del Chiquilicuatre.

Feria del libro y Eurocopa.

Obama, McCain, Hillary, Saakashvili, Chávez, Diouf, Mubarak, Inazio Lula, Urkullu, Zenarruzabeitia, Cortés, Villaescusa, Maliki, Blatter, Casas… ¿qué significan además de ser la esencia de los test de actualidad?

“No es noticia que un perro muerda a un hombre sino que un hombre muerda a un perro” (John Bogart, editor The New York Sun – 1890).

Luego resulta que algo es noticia dependiendo tan sólo de si hay una buena foto (o un buen video), lo demás, literatura. Y que noticia es lo que digan EFE o Reuters que es noticia. Pues vaya… qué estafa.

No quedan huevos… en los supermercados. Y a pesar de estar a cuarenta de mayo, las lluvias no sólo inundan Getxo.

…Y seguimos sin saber qué es noticia.

viernes, 6 de junio de 2008

Rimas y bonometros

A principios de curso leí, de Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido. Hoy, a finales de curso, mientras vuelvo a casa, leo en una revista un reportaje que recurre al citado libro. Si doto de sentido este paralelismo, lo puedo relacionar con un modo circular de ver el curso académico, un modo, como también podía ser otro.

Hoy he hecho el primer examen, ¿es casualidad que sea de Historia? Probablemente no. La vida rima, dicen.

El aprendizaje ha sido largo, las ilusiones están renovadas, los cambios son patentes. Las ganancias superan el anhelo. La magia envuelve el drama. La soledad del amor perdido. La despedida vital sobre los hombros. La complicidad de los silencios compartidos. Dispersiones, preguntas y encuentros. Rumbos que no llevan a puertos marítimos. Me gusta combinar palabras.

Vivir consiste en sumar bonometros. Y en algo más.

Dotamos de sentido a lo que no lo tiene, inventamos lo que a la vida se le olvidó. Plagio la frase, que ya es más mía que de la autora de tanto que la repito.

De octubre a junio. Es mentira que el año empiece en enero. Suspira en septiembre, abre los ojos en octubre y va creciendo y madurando hasta el verano, donde es comido como un melocotón. Eso es un año, y éste ha sido especial. Especial por sus grandes males y sus grandes bienes, por sus excesos, por sus enseñanzas. Por sus extremos.

Cómo no sentir miedo aún sabiéndolo absurdo. Cómo controlar la inquietud y la añoranza aún comprendiéndolas necesarias. Cómo no perder lo ganando. Cómo permanecer en la presencia invisible. Cómo no parecer ni ser estúpida. Cómo no temer constantemente. Cómo fiarnos de las palabras.

He aprendido a no buscar soluciones para las preguntas, y a buscar preguntas para las soluciones demasiado fáciles. Claro que la vida rima. Lo único es que a veces lo hace con ripios patéticos e inútiles, y otras, con hermosos versos.