martes, 30 de diciembre de 2008

Al frente


Afincada a esas horas en las que, como ya debería estar durmiendo, da igual que sume o reste unos minutos de más o de menos.

En esas horas escribo sin saber muy bien qué. A esas horas, que son éstas, hago la maleta para Madrid cuando aún no he deshecho la de mi vuelta de Italia. Mientras saco y meto ropa y libros, cuadernos y objetos varios, voy amontonando cosas sobre la cama, por el suelo, en mi habitual desorden. Aún quedan maletas sin abrir de este verano, del último invierno, de los meses que pasan sin darme tempo a cerrarlos del todo.

Ahí esta la culpa de que entre tantas maletas no deshechas aparezcan retazos del año, recuerdos, fotos, palabras. No ha sido un buen año el 2008, y sin embargo, las cosas buenas que me han pasado en el 2008 han sido tan (tannn) buenas que volvería sin dudarlo a vivir este mal año.

He aprendido que no se puede cambiar el pasado por mucho que se desee rehacer las cosas que se rompieron, que no se puede hacer más que pedir perdón por los errores cometidos, que dar las gracias por los instantes, que esperar, que desear, y actuar en consecuencia, porque el 2009 sea mejor que el 2008.

El pasado marca, siempre marca aún cuando no somos conscientes de su huella, marca pero se queda atrás. Sólo queda mirar hacia delante entonces.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Julio Verne

Fue pillado por su padre cuando siendo un niño intentó escapar de polizón en un barco. Su padre le hizo prometer que jamás viajaría más que con la imaginación. Y él se lo prometió.
Aunque no lo cumplió del todo, algo sí viajo, a los 31 años hizo su primer viaje, a Escocia. Pero para entonces, el viaje de la imaginación llevaba años practicándolo y se convirtió, de este modo, en el mayor precursor de la literatura juvenil y de ciencia ficción. Aquel niño que se agarró a la imaginación por no poder viajar se llamaba Julio Verne.
Siguiendo la decisión de su padre, el joven francés se trasladó a la capital para estudiar leyes. Pero él sólo soñaba con escribir teatro. Se compró un traje y lo usaba sólo para acudir a las tertulias de los cafés. Era el París de la década de los 50 del siglo XIX, que acogía expectante a un joven nacido en Nantes en 1828.
Una noche, el aspirante a escritor tuvo un encontronazo con un hombre. Verne, que estaba hambriento, se cayó al suelo. Al levantarse le reprochó al hombretón grande y fuerte que seguro se habría hartado de comer mientras él estaba desfallecido y no tenía fuerzas. Empezaron a hablar de tortillas. Y el hombre lo invitó a una cena unos días después. Aquel hombre era Alejando Dumas y en ese momento se convirtió en su primer mentor.
Julio Verne creyó ciegamente que la única forma de hacer realidad los sueños y conseguir los propósitos era por medio del esfuerzo y la constancia, de una implicación activa. En pro de esa creencia se levantaba a las cinco de la mañana, escribía, estudiaba Derecho, trabajaba en el teatro y cuando acababa la jornada se sumergía en los libros de las bibliotecas parisinas. Continuamente autodidacta se interesó por las ciencias de la salud, el esoterismo, la astrología, la geografía...
Por esas fechas sus padres le concertaron una boda con una chica de buena dote, él tomo entonces dos decisiones: no aceptó la boda y dejó los estudios de Derecho. Andaba enamorado del teatro y de Honorina, con la que acabó casándose.
Poco después, decidió probar suerte y entrar a trabajar en la bolsa. Todos los periodistas y escritores de la época pertenecían al círculo de la Bolsa. Tras su primer viaje a Escocia le ofrecen viajar a Noruega pero tiene que renunciar a él ya que por esos días nace su hijo Michel.
Es el año 1861, pasados los treinta, cuando vuelve a centrarse en la literatura. Con su primera novela en mano visita a quince editores en dos días. Le quedan pocas esperanzas cuando aparece el editor Hetzel, le publica Cinco semanas en globo (1862). Nunca más se volverán a separar. El éxito de Julio Verne se produce de inmediato.
Es entonces cuando Hetzel le ofrece un contrato por veinte años según el cual deberá escribir tres novelas al año que irían publicándose en su Magazine déducation et de récréation. Verne acepta y titula a su colección de obras Viajes extraordinarios, en honor a sus admiradas Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe.
Viaje al centro de la Tierra (1864) será uno de sus mayores éxitos. Quedan ya en ella reflejados sus temas recurrentes como son la relación del hombre con la naturaleza, la soledad o la creación. Le seguirá De la Tierra a la luna (1865),
Sus primeros ingresos los invierte en un yate. Poco después escribirá 20.000 leguas de viaje submarino (1869) y La vuelta al mundo en 80 días (1873). Su obra cumbre fue probablemente La isla misteriosa (1875).
Se adelantó a su tiempo y previó desde las grandes potencias en las que se convertirían EEUU y Rusia hasta actuales avances tecnológicos o el mundo espacial.
Sin embargo, en la década de los 80 se apodera de Julio Verne el pesimismo y la negrura aparece en sus novelas. Personalmente cometé con su hijo los mismos errores que cometió con él su padre, y mantiene una tortuosa relación con Michel. Verne enviará a su hijo, en contra de su voluntad, de grumete en un barco a la India, el viaje que él nunca realizó.
1886 es su peor año, mueren su madre y su mujer, y posteriormente Hetzel, y una serie de enfermedades se manifiestan en él, entre otras, parálisis y diabétes. Uno de sus refugios por estas fechas se sospecha que fue en la masonería.
Deja París y se traslada a Amiens, donde desarrollará una faceta política como concejal en el ayuntamiento. Morirá allí en 1905 dejando 65 novelas, 20 relatos cortos, 30 obras de su juventud y 2 relatos geográficos, además 10 ó 12 obras que se publicarían póstumamente. Obras que, según un estudio de la Unesco, han sido traducidas a 112 idiomas.
Muere junto a su hijo y el hijo de Hetzel, dicen que las últimas palabras que les dijo fueron: sed buenos.
Dejó inacabada La invasión del mar, una novela que cuenta como Europa desaparece tras verse cubierta por las aguas provenientes del deshielo producido tras el cambio climático.
Vivió 77 años y su único “truco” para escribir decía que era documentarse muy bien.

..................................

Anoche, a la una de la madrugada, volvía a casa en el coche escuchando La rosa de los vientos de Ondacero, narraban la vida y obra de Julio Verne. El locutor y el modo en el que estaba narrado el reportaje me impidieron levantarme del coche cuando llegué a casa, así que me quedé hasta que terminó el reportaje, una media hora, sentada en el coche, con el motor apagado, escuchando la radio. Me entraron ganas de leer a Julio Verne. O al menos, de documentarme...

sábado, 27 de diciembre de 2008

Mi coche


¿Sabéis que mi coche fue el primer Citröen Berlingo de Huelva?

1997. Yo llegué de un campamento y me monté en él. Desde el primer segundo hubo un flechazo entre nosotros, una bambina de 12 años (yo) y una medio furgo roja infierno (mi coche).

2002. Imborrable viaje familiar a Galicia. Mami, papi, hermano, amigo, perro, tortugas y yo. Entró así en la edad adulta mientras yo cumplía la mayoría de edad.

2003. En noviembre me saqué el carné de conducir y mis padres me regalaron el coche. Una L pegada con silicona y un cambio de sentido bajo un chaparrón. Ese fue nuestro reencuentro.

23 Diciembre 2008. Sus once años y mis veinticuatro suponen la despedida, así es la vida y los adiós se sienten con el corazón. Siempre estarás conmigo, coche.


Sevilla. Segovia. Aranjuez. Su recorrido vital y sus permanencias, o las mías, que vienen a ser lo mismo. Tiene su gracia. Mis amigos al enterarse de que ya no tengo a mi coche me escriben lamentando la perdida como si fuese también de ellos. Los chicos de Huelva han hecho muchos kilómetros en él; en el recuerdo de mis segovianas era otro personaje más. Acampadas, fiestas, aquella casa rural, Portugal, el País Vasco, puntos clave. Las cortinas y a rular. Algún sueño, en sentido literal. Mérida, la última cama. Rotondas. M 30. A4. Madrid-Huelva, el último trayecto largo.


Una treintañera brasileña, madre de tres niños, saltaba eufórica cuando le entregué las llaves, era su primer coche, decía; también fue el mío. Me dió buen rollo, le deseo lo mejor, a ella, a sus sueños y a mi coche.


Supongo que todo tiene un por qué. Y ahora es ahora. Nos hacemos mayores de muchos modos: creciendo, haciéndonos preguntas, asumiendo responsabilidades, evolucionando... para mal o para bien, pero evolucionando. Dando pasos. Todo se relaciona.

Esto, de un modo u otro, es una carta de despedida a mi Berlingo.


lunes, 22 de diciembre de 2008

Árbol de luces


- El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.

(Italo Calvino)

Cartas de una Erasmus - Entrega 07

La visita de La Mamma
Cuando la vuelta a casa por Navidad está literalmente a la vuelta de la esquina, mi madre me anuncia que ha juntado los días que le deben en su trabajo y que viene a visitarme. La recojo en coche en Pisa, acompañada de mi coinquilina y de las súperamigas. En un país como Italia donde La Mammaes toda una institución, ¿cómo no esperar ansiosa a la mía?









Pisa nos acoge con un sol rompedor que contrasta con las frías lluvias perugianas. En el mantón verde bajo la torre inclinada, si te apartas unos metros para observar, los turistas que juegan a sujetar la torre parecen deportistas de una sesión de Tai Chi al aire libre. Pisa es poco más que su emblemática torre, y volvemos a Perugia para demostrarle a mi madre que la ciudad que me ha acogido en mi italiana Erasmus mezcla desde los antiguos encantos legados por los etruscos hasta los más modernos ánimos despertados por la multitud de estudiantes que cada año acogen las Universidades Degli Studi y Per Stranieri.

Los secretos de Perugia
Hace falta que llegue la mamma para descubrir zonas nunca transitadas en la ciudad que habito desde hace casi tres meses. Increíble pero cierto: un Pozzo etrusco por el que se desciende, justo donde se sale de fiesta; el, probablemente, primer fresco de Rafael en la Capella di San Severo; una iglesia redonda, el Templo di Sant Angelo, que constituye la iglesia más antigua de la ciudad… y, entre otras cosas, un curioso y enigmático huerto en el interior de la Facultad de Agraria, con elementos como el Árbol Cósmico, el Árbol de la Luz y la Sabiduría, el Árbol del Bien y del Mal… y un curioso árbol de un rojo intenso denominado simbólicamente el Árbol de la Fresa.









La Perugina
Pero una de las visitas innegociables en la ciudad del chocolate era La Perugina, es decir, la Fábrica de Chocolate, perteneciente desde 1988 a Nestlé. La visita es gratuita y te reciben con una degustación de chocolates y caramelos. Posteriormente, te hacen un recorrido guiado por las instalaciones, y a la par, por la historia de la fábrica. Como dato curioso, el bombón emblemático, el Baci, entró en los Record Guinness, como el bombón más grande, en el año 2003, cuando hicieron un Baci gigante de 5.980 kg., 2,15 metros de alto. Un Baci que se hizo en 1.000 horas de trabajo y se comió en tan sólo cinco horas.

Todos los caminos llevan a Roma
Santa Maria degli Angeli, Assisi (Asís), Spello... y una parrillada de carne en la sierra de Umbría, la zona donde se encuentra Perugia: platos típicos como la polenta o la torta al testo, carnes varias y el famoso vino umbro.

Despedida con chocolate con nata casero y antes de volver a España, nada mejor que marchar de Italia pasando unos días en la siempre fascinante Roma. Mi madre nunca había estado en la capital italiana, ¿cómo amoldar la ciudad eterna a tan sólo dos días y dos noches de permanencia allí?

Recuerdos de lugares nunca vistos: todo el mundo conoce Roma antes de llegar. Pero Roma siempre sorprende. La Fontana di Trevi fue una de las primeras paradas. La pasta al salmón de la Pizzería Montecarlo; la segunda. La obsesión de mi madre: la Piazza Spagna, pero ¿dónde están las flores que aparecen en las postales y en las películas?, preguntó.

El Vaticano, San Pedro, las vistas desde su cúpula, las vistas desde San Angelo… hay tanto que sentir en Roma... El Coliseo, los Museos Capitolinos, Piazza Navona… Campo di Friori, Trastevere… y entre pizza al taglio y piadina, la última noche cenamos en un argentino.

Habrá que volver a Roma… a escribirla, a sentirla. Y entonces, me viene a la cabeza una película: Gente di Roma, de Ettore Scola. Y las palabras sobran.

domingo, 14 de diciembre de 2008

...de ciudad

Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver...

hay quien dice que fui yo el primero en olvidar...

...la estatua de la libertad.

sin timón ni timonel.

¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

martes, 9 de diciembre de 2008

Cinema Paradiso

"Cada uno de nosotros tiene una estrella que ha de seguir.
Márchate, ésta tierra está maldita.
Mientras permaneces en ella te sientes en el centro del mundo, te parece que nunca cambia nada. Luego te vas un año, dos… y cuando vuelves, todo ha cambiado. Se rompe el hilo conductor. No encuentras a quien quieres encontrar. Tus cosas ya no están.
Has de ausentarte mucho tiempo, muchos años, para encontrar a tu vuelta a tu gente, la tierra donde naciste.
Pero ahora no es posible. Creo que estás más ciego que yo."


... y desde que se hacen fuego los sueños, a mí se me derraman las lágrimas. Pero es sólo efecto del humo. El tiempo logra pelìculas que no arden.

Y entre las ruinas, el Coloso en llamas.

Con las piedras es mejor construir acueductos que tirarlas a matar. O construir cines, o construir sueños. Y con las patadas se meten goles.

Todos a la calle, sillas para compartir y la imagen proyectada en la fachada, esa escena es única.

No es lo mismo estar callado que hablar. Ahí no tiene razón Alfredo. Totó sueña, escucha, avanza. Y pataleo arriba, y pataleo abajo, la bicicleta sigue girando. Importa más el camino que la meta, no? o no hay que olvidar la meta? No tengo claro eso, que diría Toto cuando deja de ser niño, aunque no lo diga.

Una Italia de posguerra entremezclada con las ilusiones. Y los personajes vistos desde la cabina, no en la pantalla, sino entre las butacas. Y cuando te lleguen las palabras no te fíes de ellas. Y si cierras los ojos, me puedes escuchar.

Besos y más besos. "Serás ceniza de los besos que no diste" ¿quién dijo aquello? Besos y más besos. Bis.
Y entonces le recuerda: "Ámalo como amabas de niño la cabina del Cinema Paradiso."





martes, 2 de diciembre de 2008

Ahora

"Ahora que tengo ganas
ahora que tengo un alma que perder
ahora que no te debo ni me debes
ahora que me perfumo cada día
ahora que nos mojamos cuando llueve
ahora que no te engaño todavía
ahora que parecemos colegiales
ahora que sale gratis ser feliz
ahora que no me culpas de tus males
ahora que me han devuelto el mes de abril
ahora que nos besamos en los parques
ahora que hacemos tantas tonterías
ahora que estás a tiempo de olvidarme
ahora que no te quiero todavía."

lunes, 17 de noviembre de 2008

Cartas de una Erasmus - Entrega 06

Una prueba de madurez

Lo primero que te pregunta un italiano es: “¿Eres una estudiante Erasmus”. Lo segundo, sin esperar respuesta, es decirte: “Entonces, ¿todo el día de fiesta y bebiendo?”.

Esa es la imagen que los italianos tienes de los estudiantes españoles. Probablemente, mejor dicho seguro, hay Erasmus que salen de fiesta ocho de cada siete días y que viven una Erasmus totalmente nocturna, como los hay que viven una Erasmus más recatada y diurna. Pero también hay términos medios, Erasmus que compaginan lo que ofrece el día y lo que ofrece la noche.

Ser estudiante Erasmus es estar en otro país, más o menos similar al tuyo, más o menos diferente, es empaparte de otra cultura, de otra forma de vida, de otros horarios, de otra gastronomía. Es aprender otra lengua, estudiar otro idioma, comunicarte en él, integrarte con él, leerlo, escucharlo, palparlo, utilizarlo. Ser estudiante Erasmus sigue siendo ser estudiante, y por lo tanto, estudiar, aplicarte, sacarte la carrera, no sin aceptar –de acuerdo–, que en principio, las facilidades que te dan por ser Erasmus son mayores.

Ser Erasmus es conocer a un montón de gente, es relacionarte con personas procedentes de muchos países, es estar muy activo, es viajar, descubrir y sorprenderte, es ampliar horizontes, miras, ideas de partida.

De lejos dicen que se ve más claro

Es cierto que ser estudiante Erasmus es una experiencia enriquecedora, y es cierto que en la mayoría de los casos es una vivencia divertida y diferente, en la que lo pasas realmente bien y en la que disfrutas. Pero eso no quita para que no comprendas, especialmente en unos días más que en otros, que estar de Erasmus es sobre todo una forma de madurar, de comprender, de hacerte adulto.

Hay una antigua canción de Joan Manuel Serrat que a mí me recuerda a algunas de estas sensaciones: “De lejos dicen que se ve más claro que no es igual quien anda y quien camina, yo supe que el amor tiene ojos verdes, que cuatro palos tiene la baraja, que nunca vuelve aquello que se pierde, y la marea sube y luego baja. Supe que lo sencillo no es lo necio, que no hay que confundir valor y precio, que un manjar puede ser cualquier bocado, si el horizonte es luz y el rumbo un beso”. Creo que lo dice todo.

La noche y el día

Antes de venir, una compañera de piso me decía: “Yo sólo me iría de Erasmus si quisiera huir, alejarme de todo”. Pero en mi opinión, esa es una forma de viajar más inútil, más ingenua. Si huyes te persiguen porque te llevas a ti mismo en la maleta. Viajar no es huir, o no necesariamente, puedes querer irte y querer continuar manteniendo en su sitio las cosas y la gente que te importan. Por eso ser estudiante Erasmus es también echar de menos y no saber cómo resolver esas emociones, es sentir que te pierdes cosas. Es comunicarte a trompicones y no saber expresarte, es, a veces, hacer daño a las personas que más quieres y no saber luego cómo pedirles perdón. Es impotencia, es crueldad, es amor.

Una de las súperamigas se está planteando no continuar su Erasmus, volverse a casa. Ser Erasmus, a veces, es sentirse perdido. Dicen que esas sensaciones forman también parte de la Erasmus, especialmente en los dos primeros meses, en el tiempo de integración y adaptación. Dicen que igual que aprendemos a compaginar la noche y el día, aprendemos a entrelazar los momentos de subidón, excitación, emoción y felicidad, con los momentos de confusión, añoranza y desconcierto. Por todo eso, ser Erasmus es sobre todo una importante prueba de madurez.

Cartas de una Erasmus. Entrega 05

Viaggio d’ istruzione

Hasta las cinco de la tarde no llegamos a Turín, y habíamos salido a las 8 de la mañana. Un autobús lleno de estudiantes universitarios en el primer “Viaggio d´istruzione” de la asignatura “Storia e critica del cinema”.


El primer paseo por la ciudad fue atardeciendo y con prisas. Se nos presentaba pequeña y antigua y se convirtió en una auténtica ciudad europea repleta de plazas enormes y avenidas anchas llenas de comercios. El periódico La Stampa se anunciaba en luces de neón y las farolas jugaban a iluminar las calles mezclando colores: rojos, amarillos, azules y verdes daban un aspecto psicodélico a la Piazza San Carlo.


A las 21 horas estábamos citados para ver una obra de teatro: Menzogna de Pippo Delbono. ¿Hace falta entender el sentido del arte para que te transmita? ¿Comprender o experimentar? Con esas dudas salimos de la función. Y Turín, la cuarta ciudad más grande de Italia, ya no nos daba de cenar.

La ciudad mágica

Dicen que Turín es una ciudad con energías místicas, que junto con Lyon y Praga forma un “triángulo de la magia blanca”, y que junto con Londres y San Francisco, un “triángulo de la magia negra”. La enlazan además, dos ríos: el río Po representa el poder masculino del sol, y el río Dora, el poder femenino de la luna. Sin olvidar que la ciudad es conocida por albergar en su Catedral la “Sábana Santa”. A nosotros la noche nos la presentó vacía y lluviosa, quizá no supimos recorrerla bien, porque a la mañana siguiente la ciudad era otra: una ciudad verde, alegre, soleada, amplia, diáfana, repleta de esculturas – mitológicas o en recuerdo de guerras perdidas– como las que se reparten por la Piazza Castello, y llena de estudiantes, profesores, padres e hijos que salían a la calle en manifestación coreando una escuela libre y gratuita para todos, una Universidad decente alejada de las leyes de la ministra de Educación.



Museo Nazionale del Cinema
Un mercado coloreado en la Piazza Della Repubblica, una passeggiatta por el centro de Turín y la visita clave del viaje: la entrada al Museo Nazionale del Cinema. Una maravilla, un recorrido histórico desde las sombras chinas hasta la Cámara Oscura. Del primer cine de los hermanos Lumière y los hermanos Skladanowsky, o de las cajas mágicas, para recrear los efectos día-noche, hasta un recorrido por las venas de cada apartado del cine: el guión, los actores, el director, la producción, el público…


La Mole Antonelliana es la Torre símbolo de Turín, de 167 m., se sube en ascensor desde el Museo, un ascensor de cristal que mezcla la sensación de vértigo con lo impresionante de las vistas. Turín es finalmente más grande de lo que parecía. Antes de salir del Museo, aún podemos tumbarnos en una gigante cama redonda, jugar en un laboratorio, correr por el cielo en una bicicleta o decidir qué pastilla tomarnos viéndonos dentro del film Matrix. El Museo del Cine de Turín es absolutamente evocativo, como el cine mismo, es un espacio de fantasía.

Un puerto italiano

Antes de volver a Perugia, hicimos una parada en Génova en la que, además de comer unos riquísimos gnocchi al pesto, hicimos un descubrimiento impresionante. Atención.
En un puerto italiano, al pie de la montaña, vive nuestro amigo Marco en una humilde morada”. Pueblo en cuestión: Génova. Hasta ahí bien. Pero ¿qué pasa al enterarnos de que los italianos no tienen ni idea de quién es Marco ni han visto en su vida estos dibujitos? No pasa nada. Nada hasta que descubrimos el secreto: los italianos cuando son niños ven unos dibujitos con similar trama. Un niño va en busca de su papá junto a su perro (nuestro mono Amedio era sin duda más exótico). Se trata de Sebastián y sale, no desde Génova, he aquí lo más fuerte, sino desde los pirineos españoles. ¿Alguien en España había escuchado alguna vez hablar de Sebastián?

miércoles, 12 de noviembre de 2008




Amor no es literatura si no se puede escribir en la piel...

Che ora è ?

Che ora è ? è un film italiano di Ettore Scola del 1989 interpretato da Marcelo Mastroianni e Massimo Troisi.

Metáforas. También las relaciones entre las personas, como en el cine, como en la literatura, tienen mucho de metafóricas, de simbólicas, y a su vez, estàn llenas de expectativas, de miedos, de realidades.

Pero de realidades tan subjetivas como nuestra mirada, como nuestro ánimo, tan frágil y a la vez tan firme como los hilos que nos unen a esas personas, hilos hechos del mismo material que los sueños, que las esperanzas , que los anhelos. De ahí parte el film, de la propia subjetividad de la vida.

Che ora e´? habla de la relación de un padre y un hijo. El reloj marca no sólo el tiempo, sino las sensaciones, los estímulos y sus respectivas respuestas. Pero quizás el flujo de expectativas es la primera barrera entre dos personas que tienen una relación, más aún si esa relación es paterno-filial. No todos somos padres o madres pero sí todos somos hijos o hijas. Sentir que algo se espera de nosotros y que estamos en la obligación de no defraudar pero a la vez juntar el eterno agradecimiento de la vida a las mayores expectativas puestas en nuestros genitores. Crecer es probablemente comprender que nuestros padres no son perfectos, que tienen, también ellos, miedos e inseguridades.

Las relaciones que se establecen entre las personas son tan diversas como las personas mismas. Pero también es cierto que de algún modo, mantenemos, ya no sólo con nuestros padres, sino con una serie de personas, relaciones donde uno ejerce la figura paterna más que otro. Hermanos mayores, profesores o amigos, en los que, cada uno desde su rol, incide en desarrollar una cierta atmósfera privada donde esos hilos se amplifican. Personas más mayores que nosotros en las que confiamos ciegamente y que, seguramente sin pretenderlo, nos inspiran una cierta seguridad, hasta tal punto que a veces nos creemos imperturbables sólo si estamos resguardados a su amparo. Aprender a volar sólos forma parte del juego, de la magia de la vida.

Esperar de los demás siempre tiene un lado oscuro que hace que las expectativas no sean a veceslo suficientemente cubiertas, que lo que aguarde no sean más que decepciones; vivir las relaciones sin esperar demasiado es quizá un modo de sumergirnos en el presente. Es por eso que las horas que marca el reloj no siempre corresponden con las horas que sentimos, que a veces el tiempo no es más que una convención social, donde las horas están llenas o faltas de tiempo. Che ora é? habla del tiempo y de la espera, de las expectativas y de los temores, pero sobre todo habla del profundo amor que une a las personas.


Che ora è ?

Metafore. Anche le relazioni fra le persone, come al cinema, come nella letteratura, hanno molto di metaforico, di signi, e poi, hanno anche di aspettativa, di paura, di realtà.

Ma di realtà troppo soggettive, come il nostro sguardo, come il nostro animo, tanto fragile e anche tanto fermo, forte, come i fili che ci uniscono a queste persone, fili fatti dello stesso materiale dei sogni, delle speranze e degli aneliti. Di questo e´in partenza il film, di la propia soggettività della vita.

Che ora e´? parla della comunicazione fra un padre e suo figlio.

L´ orologio segna non solo il tempo, segna anche le sensazione, gli stimolo e le sue rispesttive risposte. Ma forse le aspettative sono la prima barriera fra due persone che hanno una relazione, più ancora se questa relazione e´ tra genitori e figli. Non tutti siamo genitori, ma tutti siamo figli. Sentiamo che ci si aspetta qualcosa da noi e che siamo in il obbligo di non defraudare, ma allo stesso tempo unire questo eterno ringraziamento per la vita con le piú grandi aspettative che noi abbiamo posto nei nostri genitori. Crescere e´ probabilemente capire che loro non sono perfetti ma che hanno, anche loro, paura e insicurezze.

Le relazioni che si creano fra le persone sono tanto diverse come le persone stesse. Peró e´ anche vero che in questo modo, stabiliamo non solo con i nostri genitori, ma anche con altre persone, relazioni dove qualcuno stabilisce la figura paterna piu che le altre. Fratelli maggiori , proffesori o amici dove qualcuno da il suo ruolo, incide nello sviluppare una certa atmosfera privata dove amplificare questi fili. Persone più grandi nella quale noi confidiamo senza limite e che, sicuramente senza essere questa la loro intezione, ci ispirano una certa sicurezza che a volte ci facredere di essere imperturbabili solo se siamo sotto la loro protezione . Imparare a volare da soli fa parte di queste gioco, della magia, dell’ incanto della vita.

Sperare negli altri ha sempre un lato oscuro perché le aspettative non sono sempre ricambiate, e queste spesso si trasformano in delusioni . Vivire le relazioni senza sperare troppo e´forse il miglior modo di vivere nel presente. E´per questo che l’orologio non sempre segna le ore che noi sentiamo, che il tempo non e´piu che una convenzione sociale, e che anziché le ore sono piene o prive di tempo. Che ora é? parla di tempo e di speranza, di aspettativa e di paura, ma principalmente parla del profondo amore tra le persone.

martes, 11 de noviembre de 2008

Cartas de una Erasmus Entrega 04

La Torre de Babel

Los Erasmus tienen cierta tendencia a juntarse con estudiantes de su país, más aún si, como dicen, este año aquí en Perugia, hay más españoles que italianos. Mi coinquilina y yo, prevenidas de esta tendencia, desde el primer día hemos huido de los “guetos” españoles, y, a excepción de las superamigas, madrileñas ambas, de las leonesas (aquellas dos estudiantes de ingeniería de minas de León que conocimos en el albergue el primer día), y algún que otro rezagado españolito, hemos ido formando un heterogéneo grupo plurinacional.

De este modo, tenemos una inglesa, una polaca y un polaco, una alemana, y un montón de italianos, lo que supone que, a fin de no quedarnos atrapados en la Torre de Babel, el grupo se obliga a usar el italiano como lengua común, salpicada a veces, eso sí, por alguna palabra inglesa de referencia común.

Teatro Intercultural
A este intento de internacionalizarnos hay que sumarle el teatro. Una de las superamigas, abandonando a la otra, y la que escribe, abandonando a su coinquilina, nos hemos juntado con una de las leonesas –que ha abandonado a su vez a la otra leonesa– para unirnos las tres con una gallega, un húngaro, una indonesa, un par de turcas… y asistir todos juntos al llamado “Laboratorio Teatral Intercultural Human Beings”.

La idea aquí es que, partiendo cada uno de nuestra cultura, lengua y experiencias, nos encontremos, expresemos y busquemos a través del teatro. Dos días a la semana, durante tres horas, nos movemos, hacemos ejercicio, gritamos, reímos, nos expresamos, conocemos otras culturas, alejamos el estrés (tampoco será porque la Erasmus sea muy estresante), nos relajamos, y sobre todo, jugamos: jugamos como si fuéramos niños…

Las cenas internacionales
Por otra parte, en este intento de acercarnos a las otras culturas, hemos establecido, cada lunes, la cena internacional. Este último lunes fue española, con menú compuesto de: tortilla de patatas (of course), croquetas, patatas ali-oli, patatas bravas, huevos rellenos, jamón y aceitunas, además de arroz con leche de postre y sangría de bebida.

La idea base es que el nativo elabore la comida y los demás traigan la bebida, se ambiente con música del país y nos juntemos todos para una agradable, como dicen los italianos, “serata” (tarde-noche). Los españoles lo tuvimos fácil pero el día de la cena inglesa, nuestra inglesa tuvo que elaborar ella solita la comida para toda la veintena de gente que nos juntamos. El ingrediente clave fue el limón, y de ahí, hizo manzana con limón, hamburguesas de calabacines y limón, de atún y limón… y otras comidas que no podría describir ahora y que, según ella, eran más o menos, típica comida inglesa…

También en casa estamos palpando de cerca la comida internacional, ya que mi coinquilina y yo vivimos con una italiana, que nos deja patentes que es cierto que los italianos comen pasta a todas horas, y con una turca que le echa a todo guisantes, y que nos sorprende, de vez en cuando, con ricos dulces turcos… Si es que comer es de los mayores placeres…

Storia e Critica del Cinema
Uno de nuestros puntos de encuentro es la asignatura “Storia e Critica del Cinema”, lección en la que hay más alumnos Erasmus por metro cuadrado, y en la que todas (y todos) estamos enamorados del profesor, un genovés cincuentón que nos emboba hablándonos de teatro y cine. Y para fomentar las relaciones internacionales de sus alumnos nos ha llevado a todos de excursión al Museo del Cine de Turín. Pero, mejor, dejemos este episodio para la próxima carta…

lunes, 3 de noviembre de 2008

Vacaciones en Roma

- Pequeñas cosas, lo que se me antojase durante todo el día – dice ella.
-
Como cortarse el pelo y comer helado – le pregunta él.
-
Sí, y sentarme en la terraza de un café, mirar escaparates, pasear bajo la lluvia, divertirme, y ver cómo vive la gente.

La princesa que encarna Audrey Hepburn sueña con sus 24 horas de libertad, y el muro de los deseos le muestra la esencia romana por un día entero, acompañada de Gregory Peck, periodista del American New Service, que comprenderá que aunque, como le dirá el fotógrafo, “Es juego limpio. No está vedado cazar princesas”, los sueños y las ilusiones no pueden siempre retenerse en palabras ni en fotografías.

Si Roma es eterna es también porque no puede detenerse, ni añorar ni predecir, no valen los recuerdos de ayer, ni los miedos de mañana. Roma es eterna si hoy es un instante y se vive. Si las 24 horas de la princesa y el periodista son intangibles, pero a la vez tan visibles, que vuelan a la misma velocidad que los deseos.

Partiendo de Vía Marguta, número 51, y dejándonos seducir por el mercado de frutas y vida, de colores y flores, de sonrisas y supervivencia. Los ojos abiertos y el rostro expectante. Venta y compra de recuerdos, que no son dedales ni postales, sólo aromas y reflejos.

Y entonces la imagen tantas veces vista: la Fontana di Trevi donde las monedas cumplen deseos y garantizan la vuelta, porque volver es siempre dejar las puertas abiertas. Y mientras los niños juegan, a lo lejos, desde una calle pequeña, aparece en blanco y negro, las escaleras de la Piazza Spagna, y él, Gregory Peck, avanza hacia ella, Audrey Hepburn, que disfruta de un gelato italiano. El encuentro fortuito que no es tal da paso a las esperanzas. Y los coches y las vespas, que hoy se venderán en llaveros, avanzan entre mucha muchedumbre y pocos turistas, cuesta arriba, cuesta abajo, y a veces en dirección contraria, como la vida, y apareciendo soles, como en la vida también.

El Café Rocca u otro, y el champán lo cambiamos por capuchinos, y en las terrazas el calor va entrando. Ellos avanzando en vespa hacia el Colosseo, que se presenta sin puestos ni americanos, y a las espaladas, el monumento de Vittorio Emanuele, la imagen de años atrás, la primera impresión, el recuerdo fijo de la memoria engañosa.

La boca de la verdad o lo que es lo mismo, “según la leyenda, si un embustero mete ahí la mano, la boca se la muerde”, cuenta él, y entonces, la vida es juego, y son mejores las risas que los llantos.

Y al final dirá ella: “No sé como despedirme. No encuentro palabras”, y él le responderá: “No son necesarias”. ¿Por qué? Porque San Angelo es captar en un segundo la majestuosidad de Roma, el reflejo en el agua y el primer beso. El ritmo y la pelea, la diversión y los músicos cantando… y si es cierto que, a veces, “la vida no es siempre como a uno le gustaría”, también lo es que la magia de los secretos pueden reconducirnos a la ilusión.

Y si la música vuelve a envolverlo todo, mejor será bailar, mejor soñar, ahora que la eternidad está a la vuelta de la esquina, y que pasear despreocupados por la ciudad eterna es tan fácil como saber estar atentos.

Y entonces, las palabras de ella:

“Cada una en su propio estilo es maravillosa, pero la que no olvidaré nunca es Roma, sobre todo Roma. Conservaré grata memoria de mi visita aquí durante toda la vida”.

martes, 28 de octubre de 2008

Cartas de una Erasmus Entrega 03

El Eurochocolate

Las superamigas, mi coinquilina y yo vamos a engordar descaradamente como vivamos otra semana como ésta. Como si no tuviésemos suficiente con los kilos de pasta, las pizzas, los helados, los “aperitivi” y demás delicias gastronómicas italianas, está semana se está celebrando en Perugia el Eurochocolate.

Vas caminando felizmente por la Piazza Italia y te “comes” una montaña de kit kat, el envoltorio rojo y blanco de las chocolatinas te dicen: “tómate un respiro”. Huyes… y ante ti, un bombón gigante que se ha tragado a una dependienta que te ofrece bombones… A lo lejos ves un puesto de fruta… sí, comida sana mejor, te dices, y empieza a derretirse por el plátano la founde de chocolate negro… y te derrites tú, qué rico… ¿Cómo resistirse?

Y crees que venden otras cosas, otros productos gastronómicos, porque de pronto en mitad de Corso Vannucci (la calle que atraviesa el centro de Perugia) ves un puesto de embutidos. Es entonces cuando descubres… ¡que son salchichones de chocolate! El chocolate adquiere las más inimaginables formas, desde los clásicos cigarrillos a las figuras navideñas.

Mamma mia! Intentas escabullirte de la aglutinación de gente: imposible, ya estás dentro, has subido hasta la cima de Perugia en unas escaleras mecánicas abarrotadas y ahora el centro de la ciudad desprende un irresistible aroma a cacao... Puedes tomarte un chocolate caliente o un helado, un crêpe con nutella o un biscocho, una tableta entera de chocolate con almendras, dulces, bombones…

El hombre del hacha

Las superamigas, mi coinquilina y yo nos apretujamos entre la muchedumbre que corea “Signorina!!”… Un hombre va rompiendo a hachazos una escultura gigante de chocolate, la signorina en cuestión va atrapando cachos de chocolate, metiéndolos en una bolsa y repartiéndolos entre la gente. Tras más de media hora de apretujones nos hacemos cada una con una bolsa, chocolate negro y duro que nos iremos comiendo a bocados a lo largo de todo el día.


Gubbio

Y chocolate en mano, de momento, huimos de Perugia por unas horas… Se celebra en Gubbio, un pueblo cercano, el Altrocioccolato, el festival alternativo… A la aventura nos vamos… y resulta ser un festival donde venden de todo menos chocolate… o esa es la idea, que no necesariamente la realidad.

El pueblo está en la montaña y subimos a la basílica de Sant’ Ubaldo en el Funivia “Colle Eletto”, un armatoste mecánico con forma de “jaula”, un teleférico con unas vistas que hacen merecer la pena la subida. Luego, de vuelta a la plaza principal del pueblo, los puestecillos se alternan con actuaciones al aire libre de las que disfrutamos –¡¡oh, nooo!!– comiéndonos otro crêpe…

Cansadas y felices –es lo que tiene el chocolate– volvemos a Perugia por la noche, y antes de ir a casa aún nos da tiempo a enviar un mensaje de amor. Los “Baci” (besos) son los bombones típicos de Perugia, fabricados en la Fábrica de Chocolate de la ciudad; el bombón está envuelto en un papel en el que aparecen escritas las citas de amor de los más populares escritores. Durante este Festival, los viajeros pueden escribir su cita, “Dilo con un bacio (beso)”, te animan los organizadores… y si tu frase de amor resulta elegida, aparecerá en los próximos “Baci” a la venta.

Hasta el 26 de octubre, el rico aroma nos seguirá despertando cada mañana… Ummmm… ¿cómo no rendirse ante la dulce tentación del chocolate?

Cartas de una Erasmus - Entrega 02

Mi coinquilina y yo llegamos al Ostello per la Giuventú de Perugia y… (En España: cola de la Oficina de Relaciones Internacionales de mi Universidad. Conozco a una chica alocada, despistada y dulce. Se va también a Perugia de Erasmus. Congeniamos y decidimos al instante irnos juntas. Seremos compañeras de piso, o lo que es lo mismo, será, además de mi inseparable, mi coinquilina).

Mi coinquilina y yo llegamos al Ostello per la Giuventú de Perugia (el albergue). Compramos el Cerco e trovo, (Busco y encuentro), el periódico donde los italianos, además de vender sofás o dar clases de cocina, publican los anuncios de pisos.

El vocabulario básico es:
Cerco affitto, que viene a ser: busco piso de alquiler.
Camera singola o doppia: Habitación individual o doble. Individual… per favore….
Condominio: Comunidad. (Mejor que no haya)
Riscaldamento: Calefacción (Mejor que sí haya)
Quanto costa?: ¿Cuánto cuesta?
Posso vederla?: ¿Puedo verla?
Qual´e l´indirizzo?: ¿Cuál es la dirección?

Primera jornada

Un futuro casero nos recoge en coche en el Arco Etrusco. El primer piso: demasiado lejos. Descartado. En el segundo piso nos dan plantón. Mientras esperamos nos encontramos a dos compañeras de Madrid, también estudiantes Erasmus: “Nosotras, que llegamos hace cuatro días, llevamos acumulados cuatro plantones”, nos dicen. Qué ánimos, piensa mi coinquilina y las bautiza las superamigas. Lo que aún no sabe es que las cuatro nos haremos inseparables…

El tercer piso impresiona: una planta para cada dormitorio, y otra para la cocina, millones de colchones… Un piso antiguo y enorme… pero hiela. Salón no tiene. Pronto nos daremos cuenta que en Perugia los salones son una estancia inexistente.

Retorno desolador al albergue. Allí conocemos a las leonesas, dos estudiantes de ingeniería de minas de León. “Nosotras llevamos una semana buscando”, nos consuelan. ¿Consuelo? Desolación…

Segunda jornada

Dos horas buscando un piso en el que estábamos citadas. Desesperadas, preguntamos a una chica italiana que pasea con su perro. La chica, su amiga y el perro terminaron viendo el piso con nosotras, y convirtiéndose, de este modo, en nuestras primeras amigas italianas. Las italianas nos harían los más ricos platos de pasta, pero, como dicen los italianos, piano piano, lo primero, encontrar casa.

En Elce, el barrio de los universitarios, un casero al que le recordamos a su hija, Erasmus en Alemania, nos enseña un piso tentador. Paseamos reflexionando cuando nos volvemos a encontrar (Perugia es bien pequeña) a las superamigas: “¡tenemos casa! –nos dicen eufóricas– un piso un poco caro pero enorme. Descartamos otro, más pequeño y barato, completamente reformado… si lo queréis ver…”.

Emoción

Atravesamos la Vía Pinturicchio, (afamado pintor), nos metemos en Via Idalia y vemos el piso. Mi coinquilina y yo nos miramos, el mismo pensamiento nos pasa por la cabeza: “¡Es éste! ¡Es éste! ¡Nos lo quedamos!”. Nos sumergimos en un emotivo abrazo, somos felices. Lo hemos logrado, y en un tiempo record: Abbiamo trovato affitto!! …y nos vamos a celebrarlo…(con mojitos).

Cartas de una Erasmus - Entrega 01

LA PARTIDA

Perugia (Italia). Principios de octubre. Frío. Una ciudad de montaña entre Roma y Florencia, ojos muy abiertos, la dosis perfecta de ansiedad… y comienzo a escribir. Soy, con envidia de muchos, una estudiante Erasmus, todos dicen que será una experiencia única y maravillosa.

¿Burocracia o burrocracia?

Pero empecemos por el principio. Bueno, por el principio no, saltémonos dudas, burocracia y burocracia y burocracia…y situémonos en septiembre: una estudiante de periodismo, yo, se dispone a meter en una maleta los 20 kg de ropa (y objetos varios) permitidos por la compañía de vuelo de bajo coste. A la gente que marcha a mi alrededor le atosigan los nervios y las ganas, yo ando acelerada y dubitativa, y en ese punto de partida me dispongo a llenar la maleta. Parece fácil… pero no lo es.

La estudiante abre el armario y sobre la cama va desperdigando diversos “por si…”. Dos horas después, la habitación es un revoltijo de ropa, papeles, ilusiones y cosas diversas: mi gato disfruta. ¿Qué abrigo me llevo? Que quite el frío, que sirva para la lluvia, que me combine… Camisetas, rebecas, chaquetas… decisión, qué vida más cruel. ¿Me hará falta el bikini? Yo llevo tres, me contestan. Pero si en Perugia no hay playa… ¿Y cuántos pantalones? Los de pana abrigan y pesan, los vaqueros no abrigan… ¿pero cómo no llevar vaqueros? ¿Omito faldas?

Planificación

Duda existencial… ¿te has parado alguna vez a pensar qué tipo de sábanas pesa más? Las de franela, las de verano, las de Pirineo… Me hago con el peso de la cocina: la pieza ronda los 400 gramos. Curioso. ¿Toalla o albornoz? Ropa interior… y zapatos… uff, la gran tragedia. Unas botas ¿las de las acampadas o las de lluvia? Unas deportivas. Me veo en el aeropuerto con las botas altas, porque si no ¿dónde las meto?

Aquí no acaba… ¿medicinas? Sí, botiquín de urgencia. (Una madre enfermera deja huella). La máquina de depilar: innegociable, pese a quien le pese. Cámara de fotos, el ordenador portátil…alguna foto… ¿Y el saco de dormir? ¡Ahhh!

¿Libros? No, no… tengo que sumergirme en la literatura italiana… pero… ¿Uno? Venga… Finalmente, un trato a medias, en español sobre Italia: Paseos por Roma de Stendhal, y Venecia de Jan Morris. Además de un diccionario italiano-español y mi Grammatica italiana di base. Y un atlas básico de inglés, que siempre será útil… Y un moleskine… Notas diversas, suspiros. Llega el momento, el duro momento: pesar la maleta. ¿20 kg? Mínimo pesa 30. Pido auxilio…

¡Ayuda!

Y me socorren, con mano dura… Seis jerseis… no, no… tres… ¿¿por qué?? Porque… porque sí. ¿Dos pijamas y dos pantalones de deporte? De eso nada, un pijama, y un pantalón de chándal, y combinas. ¡¿Pero si de estas dos rebecas sólo cambia el color?! No, no… ¡Ay!

¡Ay, digo yo! Parece fácil, ¡qué difícil de explicar!… Un par de párrafos equivalen a una semana de meter y sacar cosas de la maleta, ¡ay!, repito. Finales de septiembre, aeropuerto de Barajas, Madrid. Nervios: Tilas. Despedidas. A presto, cara!! Y Perugia espera… La vida Erasmus acaba de comenzar. La primera impresión, la primera panorámica aguarda cerca.

La bella Italia, la dolce vita…

domingo, 26 de octubre de 2008

La eternidad


Nada es eterno.

Jamás lo es la vida.

No son eternos los sueños ni las certezas.

No son eternos los miedos ni las dudas.

El mar no es eterno, ni la luz, ni el deseo.

La incorrección se corrige.

El olvido se hace un hueco.

La incomprensión no se transmite.

La ayuda no existe.

La empatía es un invento.

El dulzor no es más que amargura camuflada.

La familia, los padres, los hijos, los hermanos no existen, no te conocen, no te respiran.

Los amigos parecían espejos pero son espejismos.

El viento no es otra cosa que un soplido que apaga velas y tira casas de paja.

Los días del calendario son un invento de los romanos para darle utilidad a la X que utilizan para tachar las horas que se suman y se pierden.

Comenzar no es más que volver a repetir los mismos errores.

Gritar no se diferencia a estar en silencio.

Las estrellas son puntos de luz que se apagan con el sol.

El agua igual quita la sed que ahoga las esperanzas.

Aprender no es más que poner parches a la ignorancia.

Escribir no es otra cosa que unir letras que nunca tendrán sentido y nunca expresarán un significado eterno.

La eternidad no existe.

Ni tú ni yo somos eternos.

El olor desaparece.

El dolor y la alegría no se entienden sino van de la mano.

Seducir no es otra cosa que engañar a quien se sabe engañado.

Ni siquiera, ni siquiera Roma es eterna.

lunes, 20 de octubre de 2008

miércoles, 15 de octubre de 2008

Forse

Forse (quizá) porque Roma al revés se escribe Amor.

Porque parece todo igual y todo, necesariamente, ha cambiado.

La luna se lamenta por perder su sitio en el cielo y el sol le pone la zancadilla a una estrella en un furtivo encuentro.

Quizá… Si las palabras las llenásemos de contenidos en lugar de llenarlas de silencio.

lunes, 6 de octubre de 2008

Croquetas de salmón en doce pasos

1 Parece fácil.
Aceite, harina, leche, sal y salmón. Huevo, pan rallado.
La receta a la vista y el recuerdo muy presente.
El delantal y cariño...
2 Se corta el salmón.
Elemental...
3 Esto va mal.
La harina empieza a quemarse, ¿la leche la echo ya o espero?, y grumos y grumos y grumos... si le tiro esta masa a alguien en la cabeza le hago un chichón.
¡¡Profeeeeee!!
4 Pido refuerzos.
¿Qué hago? Vienen a ayudarme... cocina creativa, ni por esas....
5 Lo irremediable.
Se intenta, se intenta... Los grumos son ya lo de menos. Pruebo la masa... sabe exactamente igual que si me meto en la boca una cucharada de harina... Qué "schifo" que dicen los italianos (asco).
No hay remedio, la basura es su único destino. Resignación.

6 Nuevo intento.
Recupero una cita: "Un fracaso no es una deshonra y muchas veces puede ser más instructivo que un éxito". Richard Olney
¿Rendirme? Nooooo. Tengo al lado a las "refuerzos", toda la tarde aún por delante y ganas...
...y más leche, más harina...
7 Alá. La masa...
Esto ya tiene otro color, otra textura y otro sabor... Se la añade el salmón y... Bualá!! :D

8 Trabajo en cadena.
Un par de horas después... La masa ya enfriada... Croqueteando, huevo, pan rallado, huevo, pan rallado.... ¿Ford fue el del trabajo en cadena? Qué gran idea!!
9 Freirlas.
Algo falla. Echo en el aceite caliente una croqueta y ésta se sale de su "envoltura" y se frie la harina por un lado mientras la masa se esparce por la sartén... ¿Cual es el problema? ¿Qué ha pasado, profeeeee?
10 La primera croqueta.
Finalmente las frío. No ganan en pinta, cierto. Pero... mira, mira... la primera croqueta.
11 Ummm.
Seguida de muchas más....
12 Rica, rica...
El resultado fue un aprobado. Ricas estaban pero... qué diferencia!!! Tanto qué aprender.... (Entrada dedicada a mi profe de croquetas.... ;D)