viernes, 26 de octubre de 2007

Complicidad


En la radio, unos tertulianos discuten sobre la posible fecha de caducidad del amor. El amor da para páginas y páginas pero a mí no me apetece hablar de él, al menos ahora.
Sin embargo, uno de los tertulianos nombra la palabra "complicidad" y a mí me parece una bella palabra. Cuando miras a un amigo y no hace falta decir nada más, siento que es uno de los momentos más puros que vivimos. O cuando escuchas hablar a alguien, o lo lees, y lo que dice lo acoges tú y piensas "qué bien explica lo que yo siento", o "me encantaría, aunque fuera, tomar un café y conversar, porque es tan interesante"...
Y no hablo de amor, ni de seducción, ni de sexo, ni de poder... hablo de cosas más sencillas, de un montón de desconocidos con los que compartimos muchísimo sin saberlo o de un montón de conocidos, con los que hablamos a diario, con los que tenemos conversaciones correctas todos los días y a los que, sin embargo, desconocemos en absoluto.
Y nos encantaría decirles "pero sigue hablando...", "quiero escucharte", y sin embargo, les decimos "buenos días", "buenas tardes".

domingo, 21 de octubre de 2007

Huelva Información

La comunicación es un mar embravecido en el que hay que navegar con mucho cuidado para no naufragar ni ahogarse. Si te empeñas en preguntar, eso es lo que he aprendido. Un poco de eso que todo el mundo asegura que sabe lo qué es pero que nadie te da una respuesta concreta, que creen sencillo de manejar y es tan complicado como el entramado de recelos, emociones y dudas que envuelve al ser humano: la comunicación, arma que mata al propio asesino.

Observando he descubierto que la gente calla más de lo que cuenta y grita más de lo que sabe, que a mayor volumen en el tono de las palabras, más necios son los contenidos de éstas. Es decir, primera lección: a quien habla mucho y a gritos, mejor ni escucharlo. Me ha quedado muy claro que el interés personal prima sobre la veracidad, la justicia, la lealtad, la ética, y sobre todos esos abstractos conceptos más cercanos a la utopía de una joven soñadora que al negocio de comunicarnos; así como que cualquier tema puede ser “noticia” dependiendo de criterios que nada tienen que ver con lo que teníamos escrito en los apuntes. Porque esas son la segunda y tercera lecciones aprendidas: por un lado, no te fíes nunca del protagonista de la historia, porque el que vende es el mismo que el que cobra; y por otro lado, la comunicación es un negocio donde las peleas políticas, vecinales, urbanísticas, medioambientales… están todas ellas adornadas con el aroma a rancio del dinero. He comprendido también que el teléfono y la agenda son los mejores aliados, que en el mayor de los casos los fotógrafos y maquetadores son los que más saben, que la literatura y la inventiva juegan un papel demasiado grande.

Por lo tanto, comunicación emisor- receptor (canal, contexto…), y lo que hacemos entre nosotros, (gritar, injuriar, ordenar, mandar, sobornar, acusar, mentir…) está muy lejos de llamarse “comunicarnos”. Por lo que los medios de comunicación son “medios de nuestra comunicación”, es decir, la vía y excusa donde enfrentarnos, el frente que utilizan los periodistas (y sus amigos y sus hermanos) para hacer temblar a sus enemigos íntimos (y yo que pensaba que eran la palabra del pueblo, el soporte de la voz luchadora, la fuerza culta contra las injusticias…)

Y a pesar de este caos, tras este aprendizaje sólo se esconde la confiada aspiración de creer que los Medios de Comunicación no son, lo que desgraciadamente, día a día nos demuestran que son.


... Y sin embargo, si esto parece una feroz crítica o un feroz desencanto, es que no has entendido nada, o yo no me he hecho entender. En esta vorágine también he sacado en claro que la risa es la mejor terapia, que trabajar entre gente competente y agradable, que a tu lado encuentres a maestros, y también a amigos, es el mejor aprendizaje y la mayor satisfacción, y que aún hay huecos para encontrar soñadores y soñar... Logrando hacer de dos meses de prácticas intensivas, dos meses de experiencias inolvidables.

Y es que dos meses de prácticas han dado para mucho y guardaré un maravilloso recuerdo y unas importantes enseñanzas de todos y cada uno de mis compañeros del periódico Huelva Información.

(Septiembre 2007)

Venecia


Ayer...
Recuerdo la primera vez que fui a Salamanca. Me llamó la atención su plaza y un viejo poeta que escribía en ella. Yo era una niña. Me gustan las plazas, y la de hoy es muy diferente. Y yo puede que no sea ya tan niña. Aunque tampoco sé si 22 años es ser mayor. Venecia y su mítico San Marcos. La ciudad mágica rodeada de agua. Y es verdad que es mágica.

Es misteriosa, es irreal, es atípica, es dulce. Además de palomas y turistas, de canales y góndolas, de pizzas y monumentos... Venecia esconde la contrariedad, espacio y tiempo se miden de diferente modo allí. Es serena y caótica. Y es fácil perderse, y también lo es encontrarse. Por eso acabe allí, por ignorancia, por necesidad.

Pero algo en común tienen las plazas. Algo maravilloso es capaz de unir Salamanca o Santiago con Venecia. Algo que está dentro de cada uno. Lo mismo que las une a las enumeraciones. Sol, cielo, estrellas... palomas, maiz, niños... torres, sueños, palacios,miedos, desamores, tristezas, colores... alas, luces... ojos, nariz, boca, pechos... gente... tú, yo, nosotros, ellos, vosotros, él, ella... lejos, cerca, vicino, lontano... pasos...

Me gustan las enumeraciones porque una palabra te lleva a otra, porque sin pretenderlo expresas lo que sientes, porque te dejas llevar y porque al oirlas te guian, porque representan la libertad y porque están abiertas a quien las quiera continuar... Por todo eso, también me gustan las plazas, porque parecen cerradas y sin embargo, son mucho más abiertas que las grandes avenidas...

Plazas y enumeraciones, aviones que pretendes te transporten a otro mundo olvidando que tu mundo, al que querías dejar en las antiguas plazas, lo facturaste contigo en la maleta, y no lograrás deshacerte de él.

Lo mejor está por llegar... y tres meses viviendo en Venecia me hicieron comprender y experimentar la serenidad.

(Junio 2007)

Una de pies



"Hoy es siempre todavía", escribió Antonio Machado.
Hoy...
recién llegada a Madrid. Periodismo. La carrera me enamora y desenamora al mismo tiempo. La comunicación es mi vocación absoluta desde muy niña. No sé que me deparará Madrid (Aranjuez, Getafe, los rincones, los compañeros y compañeras).
En el ambiente se palpa grandes dosis de ilusión, espero que a final de curso siga patente y real.
Es hora de caminar, de continuar caminando... Una de pies.

sábado, 20 de octubre de 2007

Mirando



Abriendo los ojos a cada momento del día, como quien lo hace por primera vez.
Sin cinismos, sin prepotencias, sin orgullo, sin rencor. Y a la vez, quizá, con todo ello, porque errar es humano.

Pretensiones de crítica, de inconformismo, de soñadora innata, que emerge, de viveza.

“Un cerebro que no cesaba de alumbrar miles de preguntas que no le dejaban vivir, despertándolo en las noches. Esa particular, personal e intransferible chifladura –siempre ha habido gente loca – que responde al nombre de curiosidad.”

“Al fin y al cabo, el viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y prácticamente no se acaba nunca porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestro cuerpo sin moverse de sitio. A fin de cuentas, lo que podríamos llamar contagio de viaje existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable.”

RYSZARD KAPUSCINSKI

viernes, 19 de octubre de 2007

Vagabundear



Harta ya de estar harta, ya me cansé

de preguntarle al mundo por qué y por qué.

La rosa de los vientos me ha de ayudar

y desde ahora vais a verme vagabundear,

entre el cielo y el mar, vagabundear.

Como un cometa de caña y de papel,

me iré tras una nube pa´ serle fiel,

a los montes, el río, el sol y el mar,

a ellos que me enseñaron el verbo amar.

Soy paloma torcaz, dejádme en paz.

No me siento extranjero en ningún lugar,

donde haya lumbre y vino tengo mi hogar,

y para no olvidarme de lo que fui,

mi patria y mi guitarra las llevo en mí,

una es fuerte y es fiel, la otra un papel.

No llores porque no me voy a quedar,

me diste todo lo que tú sabes dar.

Es hermoso partir sin decir adiós,

serena la mirada, firme la voz.

Si de verás me buscas, me encontrarás,

es muy largo el camino para mirar atrás.

Qué más da, qué más da, aquí o allá.

Qué más da, qué más da, aquí o allá.


(Extracto de la canción "Vagabundear" de J.M. Serrat)